Hoy los cordobeses no enteramos que nuestro Intendente, Daniel Giacomino, quiere subir nuevamente el precio del cospel, ya aumentó los impuestos inmobiliarios, los del automotor...no se me ocurre que le falta, pero eso sí, cada vez que sus empleados piden aumento él se lo concede y la municipalidad no tiene ni para pagar la recolección de basura. Sin embargo los otros ciudadanos hace bastante que no recibimos aumentos de sueldo pero sí sufrimos el aumento de todo lo demás.
La siguiente nota de Sandra Fredes para SosPeriodista.com ilustra el desconformismo de la gente con respecto a estas cuestiones:
En estos días hablamos de revalúo inmobiliario, de incremento de impuestos a los automotores, de la tristemente célebre cuota 50 que cada final de año llega en la mayoría de los casos para aumentar el descontento de los contribuyentes que ya han pagado sus tributos, entre otras cuestiones.
Si bien la adecuación de la estructura impositiva (bases imponibles correctamente valuadas y alícuotas razonables) en todos los niveles (municipal, provincial y nacional) es una materia pendiente de los gobiernos en nuestro país, la realidad por la que atravesamos me lleva a reflexionar sobre lo pertinente y lo oportuno de las medidas.
El hecho que los impuestos estén de acuerdo a la capacidad contributiva de los individuos es lo deseable, lo que tiene que ser, es decir es lo “pertinente”, pero hacer estas reformas en momentos en que la población está angustiada, recibiendo los peores pronósticos de recesión en el corto plazo, es lo“oportuno”?
Siempre queda latente que estas reformas, por supuesto en nombre de una distribución equitativa del ingreso, son llevadas a cabo por la urgencia de no caer en déficit fiscales, y recurrentemente se toman en épocas de “ vacas flacas”, en las que los contribuyentes ven mermados sus ingresos y como consecuencia de ello su capacidad contributiva.
Los manuales más elementales de economía, nos enseñan que los impuestos (obviamente cuando son proporcionales) actúan como estabilizadores automáticos de la actividad económica, es decir tienden a reducir mecánicamente las fuerzas de las recesiones y /o expansiones de los ciclos económicos.
Los gobernantes al administrar “nuestros recursos”, junto a las acciones que se tomen para que no caiga la recaudación , deben propiciar que se cumpla el ciclo económico, es decir, cuando el individuo tiene ingresos hasta un cierto nivel, los destina en su totalidad al consumo, más consumo es más producción, más inversión , más empleo, más capacidad contributiva y es allí donde deben actuar los impuestos para volver al equilibrio, pero claro esto sería “Alicia en el País de las Maravillas” pero nosotros vivimos en el “Reino del Revés”, se quita poder de compra a los individuos al aumentar los tributos, con la consecuente caída en los agregados mencionados, porque obviamente es de resultado más inmediato acudir al incremento de impuestos que esperar que se cumpla el proceso lógico, que implica políticas activas basadas en esfuerzos, inteligencia y capacidad para llevarlas a cabo.
Si bien es evidente que el Estado tiene que seguir funcionando y afrontando mayores costos, siempre ocurre lo mismo, lo más fácil de recaudar, es decir primero “el bolsillo del contribuyente medio”, propietario de un inmueble o un automotor ¡justo ahora! con una recesión en puerta se busca el valor de mercado, y ¿cuál será en 2009 el valor de mercado? ¿el que había hasta hace unos meses con el boom inmobiliario o con los niveles elevadísimos de reposición de automóviles? ó el que quedará si se cumplen los presagios más agoreros? ¿por qué no se hicieron en esos momentos de “bonanza” las adecuaciones impositivas?
Confío en que, en el cálculo de los ingresos se incorporen los “nuevos contribuyentes” que generó el auge de la construcción, miles de metros cuadrados ya terminados y vendidos en barrios cerrados, torres, hoteles, mega emprendimientos, salas de convenciones, locales comerciales, piscinas, salones de usos múltiples, club house, parking, solarium, canchas de tenis, etc, etc, etc.
Lamentablemente, nada me indica que esto será así, ya que como ejemplo, basta con escuchar a los castigados contribuyentes que año a año reciben una intimación para el pago de la cuota 50 con amenaza de pérdida del beneficio de la rebaja del 30%, a pesar que llevan sus impuestos al día y que están pagando y pagarán deuda a organismos internacionales que nos prestaron cifras siderales para “modernizar” un Estado que ni siquiera fue capaz de “limpiar” una base de datos.
¿Cuál es el rol de los gobernantes administradores de nuestros recursos? no sólo han sido elegidos para reacomodar partidas para poder pagar sueldos y aguinaldos, actuando como tecnócatras (en el mejor de los casos), sin tener en cuenta la “responsabilidad social” que es lo que debe reglar sus acciones, esos recursos usados eficientemente deben propugnar que la rueda de la economía no se detenga, para que el estado siga recaudando y cumpliendo sus funciones.
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